Introducción
En Chile, la preeclampsia (PE) está incluida en el Plan AUGE
(Atención Universal con Garantías Explícitas), ya que es una de las principales
entidades etiológicas de la prematurez. La medicina materno fetal, que es una
subespecialidad de la obstetricia, tiene entre sus objetivos reducir las tasas
de mortalidad y morbilidad por malformaciones congénitas (MC), parto prematuro
(PP) e insuficiencia placentaria (IP). Esta charla se enfocará sobre la IP.
Epidemiología
La tasa de mortalidad materna se ha reducido en forma
notable entre 1960, en que la cifra era de 299/100.000 nacidos vivos, y el año
2004, en que llegó a 17,3. Lo mismo ha ocurrido con la mortalidad infantil, que
bajó de 120,3 a 8,4/1000 nacidos vivos en el mismo lapso. Según la proyección
del Ministerio de Salud, se espera que en el año 2010 la mortalidad materna
llegue a 12/100.000 y la mortalidad infantil, a 7,5/1000, es decir, en el nivel
actual cuesta mucho más lograr modificaciones significativas en estos
indicadores y para ello se requieren conocimientos mucho más específicos y
acabados de las condiciones que provocan dichas muertes.
Actualmente, la principal causa de mortalidad materna es la
PE; 60% de las muertes infantiles están dadas por condiciones perinatales;
dentro de estas condiciones, el PP es una de las principales causas de
morbimortalidad; y 50% de los PP son causados por PE de presentación grave y
precoz durante la gestación. Por lo tanto, la PE en sí misma es una de las
principales causas de muerte, tanto materna como infantil y cualquier
estrategia de prevención que se pueda desarrollar será útil para lograr el
objetivo sanitario del Ministerio de Salud.
Se define como PP a aquél que se produce antes de las 37
semanas de gestación, pero el que interesa desde el punto de vista de la salud
pública es el que se produce antes de las 34 semanas, porque concentra el 70%
de la morbimortalidad. De las causas que producen el PP antes de las 34
semanas, alrededor de 50% son condiciones iatrogénicas, en que el parto se
induce por enfermedad de la madre (PE) o del feto (restricción de crecimiento
fetal, RCF). Por lo tanto, la mitad de los PP bajo 34 semanas que ocurren en
Chile se debe a PE o RCF y ambas condiciones expresan la presencia de
disfunción placentaria. Las cifras del Hospital Clínico de la Universidad de
Chile indican que 4% de los partos corresponde a partos bajo 34 semanas y
dentro de ese 4%, aproximadamente 40% está dado por disfunciones placentarias,
es decir, alrededor de 50% de las causas de prematurez extrema están dadas por
PE o RCF.
Fisiopatología de la PE
En la hipótesis de Redman sobre la fisiopatología de la PE
se reúne a todas las condiciones llamadas PE y se introduce el concepto de que
se trata de un síndrome, ya que la etiopatogenia de estas condiciones es muy
diversa. Según esta hipótesis, el síndrome de la PE está dado por dos factores.
Por una parte, toda mujer embarazada normal presenta una respuesta inflamatoria
sistémica, cuya exacerbación conduce al desarrollo de PE; los factores que
producen esta exacerbación, que se asocia a activación endotelial y de
mastocitos y granulocitos, tienen relación con el tamaño placentario, como lo
sugiere el hecho de que la PE es mucho más común hacia el final del embarazo y
en mujeres con placentas más grandes, como aquéllas con diabetes gestacional,
embarazo gemelar o embarazo molar. Por otro lado, también hay una asociación
con placentas de menor tamaño, que básicamente tienen una alteración de la
invasión del trofoblasto extravellositario hacia las arterias espiraladas, que
son ramas de las arterias uterinas; cuando dicha invasión, que habitualmente se
lleva a cabo entre las 12 y 18 a 20 semanas de gestación, no se produce en
forma fisiológica, se desencadena un estrés oxidativo en estas placentas de
pequeño tamaño, el que desencadena la activación del endotelio a través de la
síntesis de un factor aún desconocido.
Existen distintas condiciones que pueden producir la
activación del endotelio, que es el fenómeno fisiopatológico común en todas las
mujeres con PE, pero el grupo que interesa detectar es el que tiene
alteraciones en la placentación, porque ese pequeño grupo, que representa
alrededor de 30% de las mujeres que desarrollan PE, es el que sufre PE más
graves, incluyendo la condición más extrema que es el síndrome de HELLP (H por
hemólisis, EL por enzimas hepáticas elevadas y LP por plaquetas disminuidas),
que presenta las mayores cifras de mortalidad materna y perinatal. En este
grupo, las alteraciones en la placentación se pueden detectar precozmente a
través de una técnica no invasiva, el doppler de arterias uterinas.
La PE de origen placentario se puede a su vez dividir en dos
estadios; en el primero se manifiesta la hipoperfusión del territorio
útero-placentario y de la placenta como producto de la alteración de la
placentación, que consiste en la invasión inadecuada del trofoblasto
extravellositario hacia las arterias espiraladas. La isquemia placentaria, a
través de factores placentarios y de la respuesta adaptativa hemodinámica
sistémica, desencadena la disfunción del endotelio, que es el segundo estadio
de la PE, en el cual se reduce el flujo hacia los órganos blanco y se producen
las manifestaciones clínicas de la enfermedad: hipertensión, proteinuria y alteraciones
de la coagulación.
Estrategias de cuidado antenatal
Actualmente, en el Hospital Clínico de la Universidad de
Chile, tal como se está haciendo en todo el mundo, se detecta a las mujeres en
riesgo de desarrollar esta condición del embarazo mediante la ecografía, una
técnica no invasiva que permite evaluar el flujo útero-placentario y se realiza
en dos períodos: entre las 11 y 14 semanas (tercer mes), para detectar a la vez
defectos fetales, y entre las 22 y 25 semanas de gestación (quinto mes), para
determinar riesgo de parto prematuro, RCF y PE.
La base del cribado en medicina materno-fetal es una
combinación de elementos que se agrupan en factores clínicos, ecográficos y
bioquímicos, cuya combinación permite llevar a cabo un buen programa.
Los elementos clínicos del cribado de la PE son aquellos
antecedentes de la historia materna que son conocidos factores de riesgo para
desarrollar esta condición, entre ellos: edad mayor de 35 años, índice de masa
corporal (IMC) mayor de 30, etnia, que en Chile no es un factor significativo
ya que el riesgo es mayor en población afro-caribeña, historia obstétrica
previa, ya que el riesgo aumenta cuatro veces cuando ha habido PE en embarazos
previos, y tabaquismo, que aparece como un factor protector para PE. Algunos
estudios han relacionado el consumo de tabaco con mejoría de la vasculogénesis,
pero por otra parte produce RCF. Si se utilizan sólo los elementos clínicos de
la anamnesis, la sensibilidad para la detección de PE severa es de 30%, con 5%
de falsos positivos.
El marcador ecográfico en la PE es el doppler de arteria
uterina, que constituye una forma indirecta de evaluar el flujo
útero-placentario y, por lo tanto, del desarrollo de la invasión del
trofoblasto. Si ésta fue inadecuada, el flujo útero-placentario estará
disminuido y se observará un aumento de la resistencia de la arteria uterina;
en cambio, si esta invasión se desarrolló en forma adecuada el flujo
útero-placentario tendrá muy baja resistencia. En un trabajo publicado en 2005,
nuestro grupo de trabajo demostró que la medición del flujo útero-placentario
por vía abdominal permite detectar 90% de las PE graves, es decir, con PP antes
de las 34 semanas. Ese mismo trabajo se ha replicado haciendo las mediciones
por vía transvaginal, lo que permite, en forma adicional, predecir el PP a
través de la medición de la longitud cervical. Por lo tanto, un solo examen, la
ecografía transvaginal, sirve para evaluar el flujo útero-placentario y el
cuello uterino y permite predecir los PP, tanto espontáneos como iatrogénicos.
El doppler transvaginal demuestra que las mujeres que van a
desarrollar PE meses después, a los 7 u 8 meses de embarazo, tienen flujo
útero-placentario alterado a las 23 semanas, tanto las que desarrollarán PE
como aquéllas que desarrollarán RCF. Pero lo que importa no es tanto observar
la diferencia significativa en cuanto a resistencia de esos vasos
útero-placentarios, sino encontrar la utilidad clínica de esta herramienta. La
sensibilidad de esta prueba para predecir PE en forma global, es decir, para
todas las mujeres, tanto las que tuvieron el parto antes de las 34 semanas como
las que lo tuvieron después de 37 semanas, es sólo 38% y para RCF, que es una
definición aún más inespecífica, es sólo 26%. Sin embargo, cuando se analiza la
predicción y cribado sólo de las condiciones severas, es decir, las que
producen mortalidad materna y perinatal, que son aquellas en que el niño nace
antes de las 34 semanas de gestación, la sensibilidad sube a 85% para PE y a
71% para RCF grave. Por lo tanto, el doppler de arteria uterina es útil para
predecir PE y RCF severos, que tienen relación con la fisiopatología
mencionada, por el hecho de que 30% de las PE en su conjunto se asocian a
alteración del flujo útero-placentario. El doppler no es útil en la PE asociada
a diabetes gestacional o embarazo gemelar, ya que en estos casos la condición
se debe a una exacerbación de la respuesta inflamatoria sistémica, que lleva a
la disfunción endotelial.
Se sabe que el doppler es útil a las 23 semanas de
gestación, pero ese momento es tardío, porque el proceso que originó la
enfermedad ya está finalizando, aunque no se haya manifestado clínicamente; por
lo tanto, el ideal es saber qué ocurre con esta misma evaluación entre las 11 y
las 14 semanas, cuando el proceso está recién comenzando. Esto fue evaluado por
un grupo inglés en el año 2002, en un estudio en que se demostró que el doppler
de arteria uterina realizado en este período también es una buena herramienta
para la detección de condiciones severas, con 60% de sensibilidad. Nuestro
grupo repitió la experiencia en un proyecto que aún está en curso y la
sensibilidad para las condiciones graves fue de 30 a 40%, pero no superior a
50%. Por lo tanto, el doppler de arteria uterina en el primer trimestre no es
tan bueno como el del quinto mes, lo cual es lógico, ya que esta condición
recién se está manifestando en el primer trimestre de gestación y aún no ha terminado
el proceso de placentación. Por lo tanto, a este marcador ecográfico se le debe
adicionar otro marcador.
Los marcadores bioquímicos han sido estudiados por nuestro
grupo desde el año 2002, con el fin de encontrar algún elemento que mejore la
sensibilidad de la ecografía de 40% alrededor de las 12 semanas de gestación y
80% a las 22 semanas. Con base en la fisiopatología de la enfermedad, se midió
una serie de parámetros que, en forma directa o indirecta, representan a cada
uno de los eventos fisiopatológicos y se encontró que en el quinto mes de
embarazo aumentan los indicadores de estrés oxidativo, tales como el
F2-isoprostano, marcador de la lipoperoxidación del ácido araquidónico, en las
mujeres que desarrollan PE semanas después. También se comprobó que estas
mujeres tenían una diferencia significativa en los índices de disfunción
endotelial y de vasculogénesis en relación con las controles: el receptor
soluble del factor de crecimiento vascular, y por lo tanto anti-angiogénico,
sFlt1 (soluble fms-like tyrosine kinase 1) estaba francamente aumentado y el
PlGF (placental growth factor), que es el símil a nivel placentario del VEGF
(vascular endothelial growth factor), estaba francamente disminuido en las
mujeres que desarrollaron PE meses después, en comparación con el grupo
control.
Un nuevo marcador de vasculogénesis descrito recientemente
es la endoglina soluble, que actúa como co-receptor del TGF y tiene relación
con la vasculogénesis y con la placentación. Lo interesante de este co-receptor
es que, unido a sFlt1, favorece especialmente la aparición de alteraciones
hepáticas y hematológicas, las cuales se observan en mujeres con PE severa,
especialmente en aquellas con HELLP, mucho más que sFlt1, el cual se asocia más
bien con alteraciones renales, favoreciendo la proteinuria y la
vasoconstricción. La combinación de ambos factores, endoglina y sFlt1, podría
reflejar el cuadro completo de la condición preeclámptica, con todas sus
alteraciones patológicas; de hecho, el mismo grupo que demostró que sFlt1
estaba aumentado diez semanas antes de que apareciera esta enfermedad, que es
el grupo de Levine y colaboradores, demostró que la endoglina soluble también
aumenta significativamente diez semanas antes de que aparezca la enfermedad.
Sin embargo, estos elementos serían más bien consecuencia de las alteraciones
hipóxicas de la placenta, más que factores predisponentes a esa condición.
El análisis de regresión logística univariado de los
marcadores que se midieron en las mujeres a las 23 semanas de gestación,
incluido el doppler de arteria uterina, dio como resultado que cuatro
marcadores se asociaron en forma significativa con la aparición de PE: el
doppler de arteria uterina, la relación PAI-1/PAI-2, que es expresión de
disfunción endotelial, el F-2 isoprostano, que expresa daño oxidativo y el
PlGF, que es expresión de la anti-vasculogénesis. Sin embargo, el análisis
multivariado mostró que el único factor que se asocia en forma significativa e
independiente con la aparición de PE es el doppler de arterias uterinas, es
decir, el marcador hemodinámico sigue siendo superior a cualquiera de estos
marcadores bioquímicos, a las 23 semanas de gestación. Posteriormente apareció
otra revisión en que se trató de combinar todos los marcadores clínicos,
ecográficos y bioquímicos; los autores encontraron que con esto se podía lograr
90% de sensibilidad, con 5% de falsos positivos, para la predicción de PE
severa a las 23 semanas de gestación. Es decir, a las 22 semanas de gestación
se puede lograr hasta 90% de sensibilidad en la predicción de PE severa, sea
utilizando solamente el marcador hemodinámico o asociándolo con los marcadores
clínicos y bioquímicos.
¿Cribado para preeclampsia en el primer trimestre?
La pregunta que se debe responder en el futuro es si existe
algún marcador bioquímico que pueda ser útil para mejorar la sensibilidad
actual en el primer trimestre de la gestación, ya que la prevención a este
nivel sería mucho mejor que la que se aplica en el segundo trimestre. Se ha
encontrado que la proteína placentaria 13, que se relaciona con la
placentación, asociada a doppler de arteria uterina logra una sensibilidad de
80-90% para detectar PE a las 12 semanas, con sólo 10% de falsos positivos.
Nuestro grupo evaluó los mismos marcadores que se midieron a
las 23 semanas y encontró que el único marcador con una diferencia
significativa respecto a lo que sucede en las mujeres controles fue el PlGF,
que es un factor vasculogénico: las mujeres que desarrollaron PE meses después
tuvieron una reducción del PlGF en la muestra tomada a las 12 semanas de
gestación. Los casos severos fueron sólo nueve, pero en ellos se encontraron
elementos que se asociaron en forma significativa con la aparición de la
enfermedad meses después: el PlGF y su antagonista el sFlt1, que estaba
significativamente aumentado en las mujeres que desarrollarían PE severa, en
comparación con los controles. Por otra parte, la endoglina soluble, que
apareció como un elemento interesante a las 23 semanas, no tendría mayor
importancia a las 12 semanas. Lo interesante es que la combinación de doppler
de arteria uterina con los marcadores bioquímicos que resultaron significativos
para la predicción de PE severa tiene una sensibilidad de 44%, con 5% de falsos
positivos.
¿Estrategias de prevención?
Asumiendo que es posible predecir la aparición de
preeclampsia, habría que establecer las medidas de prevención que se deberían
aplicar a las pacientes de riesgo; sin embargo, ningún elemento ha demostrado
utilidad. Los metaanálisis demuestran que la Aspirina disminuye hasta en 15% la
incidencia de esta enfermedad, pero en los estudios controlados no se ha
encontrado una diferencia significativa en la incidencia de PE en mujeres con
doppler de arteria uterina alterado tratadas con Aspirina, en comparación con el
grupo control; en cambio, en el grupo tratado aumentó la tasa de
desprendimiento placentario, que subió de 2 a 4%. Por otra parte, por ser una
enfermedad que se caracteriza por aumento del estrés oxidativo se pensó que las
vitaminas antioxidantes podrían jugar un rol en la prevención de la PE, pero en
estudios realizados en pacientes de alto riesgo, así como en otro estudio
efectuado en pacientes de bajo riesgo, tampoco se encontraron diferencias
significativas en la incidencia de PE y RCF en el grupo tratado con vitaminas
antioxidantes, en comparación con placebo.
Actualmente está en curso un estudio multicéntrico nacional,
en el que están participando las unidades de medicina materno fetal de los
hospitales Clínico de la U. de Chile, San José, Barros Luco, San Borja Arriarán
y de los Ángeles, donde los resultados preliminares de un estudio piloto
mostraron que en las pacientes con doppler de arterias uterinas alterado que
recibían vitamina antioxidante, la tasa de PE y RCF severos bajaba de 19 a 10%.
Conclusiones
En el último
tiempo ha habido grandes avances en el conocimiento de la fisiopatología de la
PE y el RCF.
Hoy existen
estrategias de detección con base en tres pilares: clínico, ecográfico y
bioquímico.
La combinación de
la clínica y el doppler detecta alrededor de 90% de las PE severas y de 60% de
las RCF a las 22 semanas; a las 12 semanas esa capacidad de predicción baja a
30-40% de las PE severas.
En el futuro se
espera aumentar la sensibilidad de la detección a las 12 semanas, con la
finalidad de implementar en forma precoz las medidas de prevención.
Actualmente no existen medidas de
prevención probadamente útiles para las patologías asociadas a insuficiencia
placentaria, pero está en estudio la utilidad de los antioxidantes.
Este texto completo es una transcripción editada y revisada de una conferencia que se dictó en el Congreso Conjunto de Nefrología, Hipertensión y Trasplante
realizado en Pucón entre el 26 y el 29 de septiembre de 2007. El
congreso fue organizado por las Sociedades Chilenas de Nefrología,
Hipertensión y Trasplante. El presidente de la Sociedad Chilena de
Nefrología fue el Dr. Alejandro Cotera, la secretaria ejecutiva fue la
Dra. María Eugenia Sanhueza y la directora del curso precongreso fue la
Dra. Gloria Valdés.
Es un tema muy interesante y de gran relevancia para la prevención de la preeclampsia en la población objetivo, desde la detección oportuna que puede evitar o disminuir la incidencia de la Muerte Materno-Fetal.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, considero que lo ideal durante el control prenatal, es que se deba de incluir el tamizaje de las arterias uterinas, como lo describe este artículo, ya que, como hemos visto durante los cursos, es más redituable (en relación a la disminución de la muerte materna), invertir en la prevención y detección oportuna, que tratar las complicaciones que pueden surgir.
Pues compañeros tenemos un nuevo tema de interés para poder desarrollar una adecuación a las guías de práctica Clínica para la atención del embarazo no solo a nivel Institucional.
Que les parece a los demás ?
Ups, mis queridos compañeros, es un artículo cargado de terminología médica, que difícilmente los que no hemos tenido una formación académica del ramo o a fin, nos vemos imposibilitados de dar una opinión; sin embargo en lo que respecta a las estrategias prevención, sabemos que este rubro forma o debe formar parte de todo sistema integral de salud y sobre todo el tema de prevención de muerte materna e infantil que tanto auge tiene en estas fechas.
ResponderEliminarbueno, como sabemos, la PE es una condicion de insuficiencia endotelial, que promueve un estado de hipoperfusion tisular primero localizada en zona uteroplacentaria y secundariamente dado la liberacion de sustancias vasoactivas y proinflamatorias se vuelve generalizado. En este contexto, el poder detectar tempranamente por medios clinicos, ultrasonograficos, hematologicos o hemodinamicos se vuelve crucial para establecer rutas críticas a seguir, no solo el médico, sino la paciente como tal, esto puede darnos el tiempo suficiente para prevenir las complicaciones secundarias a dicha patologia.
ResponderEliminarLupita, es un reto todo ese revoltijo de palabras raras pero tu comentario me agradó mucho.
SALUDOS
Muy bien Migue, saludos
EliminarLlevar a cabo un buen programa para determinar la presunta existencia de PE a traves de la combinación de elementos que se agrupan en factores clínicos, ecográficos y bioquímicos, implica tambien que las instituciones prestadoras de servicios cuenten con el equipo necesario para contar con los estudios a que hace referencia el documento, ya que a decir del mismo, esto permite detectar el 90% de las PE graves. Estoy de acuerdo contigo George en relacion a la relevancia de la prevención, sin embargo yo agregaría, poner enfásis en la prevención antes de la concepción, sobre todo en las pacientes diabeticas, hipertensas y con tabaquismo. Y a las pacientes embarazadas, dado que la Insuficiencia Placentaria normalmente no tiene ningún sintoma continuar con la vigilancia estrecha del crecimiento y desarrollo del bebe.
ResponderEliminarTanto la mortalidad materna como la mortalidad infantil (ambas relacionadas directamente con la Preeclampsia) constituyen dos indicadores de impacto a nivel internacional ya que reflejan la aplicación e instrumentación de políticas públicas en cada país. Por lo tanto los avances reportados mediante la investigación científica y relacionados con esta patología reflejan por sí mismos el gran esfuerzo que la medicina y la ciencia han desarrollado con el paso de los años por entender mejor el proceso de salud-enfermedad y mejorar la calidad de vida del ser humano. Muy interesante, lo que más me llamó la atención fue la relación que reportaron guarda el tabaquismo en el embarazo y la disminución del riesgo, a ustedes no?
ResponderEliminarMe gusto el artículo, pero la gran interrogante es ¿qué estamos haciendo en México? Ya que la promoción y prevención en salud es lo básico y primordial en un país, pero en el nuestro algo nos está fallando, no estamos generando impacto ya que tenemos embarazos de alto riesgo primero por la precariedad y luego por ser menores de 18 años, la cuales tienen más riesgo de pe.
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